Turín


Continuamos nuestro camino a Turín, para llegar a muy buena hora,  dejar las maletas en el hotel y rápidamente comenzar la visita de la ciudad. 
Turín desde el mirador de Los Capuchinos
















Turín es una capital con aires señoriales.  La atractiva capital del Piamonte se encuentra en un entorno privilegiado, protegida por la impresionante barrera de los Alpes y bañada por las aguas del río Po

Es en ese entorno donde se encuentran las maravillosas residencias saboyanas, rodeadas por enormes jardines y reconocidas por la Unesco Patrimonio Mundial de la Humanidad. La ciudad nos cautivó con su estilo elegante y su personalidad, sus iglesias y suntuosos palacios, sus grandes avenidas y magníficos museos. 

Porta Palatina
Recorrimos el centro de la ciudad bajo sus magníficos pórticos de la época barroca, visitamos alguno de sus museos, y degustamos un típico chocolate en alguno de sus cafés históricos mientras descubríamos las huellas de su importante pasado y presente industrial. Fue un auténtico placer.

Y es que la ciudad fue toda una sorpresa. Conocíamos cosas por oídas de la Turín industrial, pero en ningún momento pensamos que llegaría a cautivarnos tan rápidamente. Algo parecido nos ocurrió unos meses atrás al visitar Milán. No hay nada mejor que una grata sorpresa.

Plaza del Duomo y la Catedral
Nuestro estupendo hotel estaba situado junto a Porta Palatina, frente a la catedral, apenas a dos minutos caminando. Nada más salir del hotel nos encontrábamos en la Piazza San Giovanni, a los pies del Duomo.

La Piazza Castello, en el antiguo centro medieval, era el mejor punto para iniciar nuestra visita, la majestuosidad de su arquitectura fue un anticipo de lo que la ciudad nos deparaba.

Piazza del Castello y Palacio Madama
En la plaza nos causaron admiración dos magníficos edificios: el Palacio Madama, castillo medieval transformado en palacio barroco; y el Palacio Real, con unos espléndidos jardines en la parte posterior y  donde residió Victor Manuel II, primer rey de Italia. Ambos edificios son Patrimonio de la Humanidad.


Palacio Real
Justo detrás del Palacio Real se levanta la Catedral de San Giovanni. Es el único edificio renacentista de la ciudad, y es célebre por albergar la Sindone o Sábana Santa, el sudario con el que se envolvió a Cristo tras la crucifixión. El original se muestra en contadas ocasiones, pero una fiel réplica se expone en el templo.

Vitrina de la Sábana Santa en la Catedral
Jardines del Castillo

















A escasos metros de la Catedral, y junto a nuestro hotel, se llega a Porta Palatina, en la Plaza de Caesare Aurgusto, donde encontramos una puerta de ladrillo rojo, antigua entrada a la ciudad y uno de los mejores vestigios que se conservan de la colonia romana Augusta Taurinorum, la colonia fundada por Octavio.

Cerca de allí se encuentra la Piazza della Repubblica, con el mercado al aire libre más grande de Europa y un poco caótica. Podemos dar fe de esto pues tuvimos que atravesar la plaza a nuestra llegada en horas del mercado para llegar a nuestro hotel situado muy cerca de allí


El antiguo Castillo en la parte de atrás del Palacio Madama
Dimos unas vueltas por las céntricas plazas y después entramos en la oficina de turismo a pedir información. Fue un momento divertido charlar con un empleado que además de hablar un perfecto español, se sentía muy interesado por nuestro país, nuestras series televisivas y nuestra literatura.


Palacio Madama. Patrimonio de la Humanidad por la Unesco
A continuación comimos en una pizzería de la Via Garibaldi junto a la Piazza del Castello. Cuando acabamos de comer entramos en el museo del Palacio Madama.

El Palacio Madama, del siglo XIII, es hoy el Museo de Arte Antiguo. Es imprescindible ver la ciudad desde su torre y pasear por sus jardines. Después de comer entramos al museo y desde su torre hicimos nuestras primeros fotos de la ciudad. Nos gustó mucho el pequeño jardín junto a los muros del castillo. Este palacio debe su nombre a la Madama Reale María Cristina, viuda de Víctor Amadeo I.

Museo Arte Antiguo en Palacio Madama





















A la salida del Palacio Madama, comenzamos a caminar por la Via Roma, junto a tiendas de grandes firmas. Sabíamos que el Museo Egipcio se encontraba en una calle paralela muy cerca de allí, y que era uno de los mejores del mundo, pero no teníamos tiempo para visitarlo. 

Continuamos paseando hasta encontrarnos en la Piazza San Carlo, una de las plazas más vitales de la ciudad. En esta plaza, como en Via Roma, encontramos elegantes tiendas. 

Piazza San Carlo con las iglesias de San Carlo y Santa Cristina
La Piazza San Carlo está franqueada por soportales que cobijan algunos antiguos cafés, como el imprescindible Café Torino, de estilo art nouveau y en el que entramos a tomar un cóctel al día siguiente.

Después de admirar los pórticos y edificios que la rodean, entramos a visitar las dos iglesias gemelas de estilo barroco que ocupan el lado sur de la plaza, la iglesia de San Carlo Borromeo y de Santa Cristina, del siglo XVII. 


Galeria Subalpina
Café Baratti & Milano























Volvíamos por calles paralelas a Via Roma, y casi llegando de nuevo a Piazza del Castello, en la preciosa Galeria Subalpina, encontramos el elegante café Baratti & Milano, todo un icono de la ciudad. 

En el Café Baratti & Milano, que desde su apertura en 1858, fue proveedor oficial de chocolate de la aristocracía piamontesa, paramos de nuestro deambular por Turín para saborear unos buenísimos chocolates a la taza y un típico bicerín, una reconfortante bebida a base de café, chocolate y nata.

El café es de estilo modernista y está decorado con espejos, dorados, estucos y muebles de marquetería. Todo lo que se espera de un café del siglo XIX.

Soportales en Via Po
Nada más salir del café, detrás del Palacio Madama nos encontramos con una de esas calles porticadas, la Vía Poque continua en dirercción al río hasta desembocar en la Piazza Vittorio Veneto. Bajo sus soportales se suceden tiendas donde se venden selectos productos de diseño italiano, numerosas confiterías y bares. 
Mole Antonelliana

Caminando por la Via Po y girando a la izquierda por Vía Montebello, llegamos hasta la Mole Antonelliana, el símbolo de Turín. Un bonito edificio rematado con una aguja de 167 metros, proyectado en el siglo XIX como sinagoga. 

En la actualidad aloja el Museo Nacional del Cine, una invitación a viajar a través de la historia del cine, con fotografías y escenarios de películas. Merece la pena pagar el suplemento y subir a la terraza en el ascensor acristalado para disfrutar de la vista de la ciudad y del paisaje alpino que la rodea. Una vez dentro, aprovechamos para comprar un regalo en la tienda del museo.

La Via Po desemboca en la Piazza Vittorio Veneto, con sus terrazas y restaurantes es un buen lugar para hacer un descanso y beber un vermut, bebida originaria de esta ciudad.


Queríamos subir al Monte de Los Capuchinos al atardecer para desde el mirador disfrutar de una de las mejores vistas de Turín. Nos habían dicho que la mejor luz  era al atardecer, y allí nos dirigimos. Queríamos ir por la Via Po hasta el río y después subir al mirador.


Piazza Vittorio Veneto

Pasado el Puente Vittorio Emanuele I, construido a comienzo del siglo XIX, nos aguardaba la iglesia de la Gran Madre di Dio, un bello templo con cúpula semicircular y frontón neoclásico. Aquí comienza el "pulmón de Turín". Mansiones y palacetes asoman entre la vegetación, creando un entorno de placidez y elegancia.


Iglesia Santa María del Monte. Convento de los Capuchinos
Caminamos unos minutos junto al Po y poco después, tomando un sendero nos adentramos en el parque que sube hasta el mirador del Monte de Los Capuchinos.

Habíamos hecho  una buena caminata, no habíamos parado de un lado a otro en todo el día, que digo en todo el día, en todo el viaje. 

Cuando llegamos arriba nos sentamos en el murete del mirador para descansar ante la bellísima panorámica de Turín, y allí, dejamos que llegase el atardecer sin movernos, disfrutando del paisaje. Es verdad que no era ni el Mont Blanc ni el Cervino, pero sabíamos que era un momento mágico y que Turín nos había hechizado.


Mirador de Los Capuchinos junto al río Po
Después caminamos de nuevo por la Via Po. Estaba animadísima, gente cenando, tomando una copa... divirtiéndose. Nosotros cenamos en una trattoria, bajo un soportal y a continuación volvimos al hotel.

Turín es la Ciudad  del  Barroco. Fue la primera  capital de  la reunificada Italia  en la  década de 1860  y es  conocida  por el barroco  que en  esta ciudad  alcanzó  una  dimensión  especial,  naciendo  un  nuevo estilo, el barroco  piamontés, de  aquitecturas  sobrias,  refinadas y elegantes.  


Vista de la Plaza del Castillo desde la torre del Palacio Madama.

La ciudad  presume de  tener un pasado señorial  que se refleja en palacios barrocos,  en  la belleza de  sus plazas, en  museos  de arte  y  en  cafés modernistas.  Pasear   por   Turín  había   sido   toda  una  revelación   y estábamos ansiosos de continuar nuestra visita. 

Soportales Via Roma
Una característica de Turín son sus casi veinte kilómetros de calles porticadas. Se crearon en el siglo XVII para evitar a la nobleza la incomodidad de la lluvia y del sol. Unos siglos más tarde, también a nosotros nos resultó muy cómodo caminar bajo los soportales mientras diluviaba o calentaba demasiado el sol. Y es que en los dos días pasados en Turín, llovió, hizo calor, volvió a llover...

Otro lugar interesante es la Plaza Borgo Dora, una explanada que acoge el mercado navideño de Turín.

Ribera río Po
Aunque nuestro deseo al llegar era el de hacer un paseo en barco por el río Po, no fue posible, en la actualidad no hay barcos que naveguen el río cerca de la ciudad.

Lo primero que hicimos por la mañana fue pasear por la zona más antigua de la ciudad, justo detrás de nuestro hotel, junto a Porta Palatina.
Nos recordaba a Milán, a la zona de Breda, aunque personalmente me gustó más el barrio milanés.

Iglesia de San Lorenzo en Piazza del Castello

A continuación aparecimos de nuevo en la Piazza del Castello y entramos en la iglesia de San Lorenzo. Aunque tiene una sencilla fachada, el interior es exquisito y bellamente ornamentado. Sin duda, lo más destacado de esta iglesia es la gran cúpula octogonal que cubre el espacio central. 

Aunque la iglesia de San Lorenzo pasa desapercibida en el urbanismo de la Plaza del Castillo, destacando sólo su gran cúpula, merece la pena entrar y descubrir el contraste con el interior del templo, totalmente barroco y decorado hasta el último detalle. En la iglesia se conserva  una copia sobre tela fotográfica de la Sabana Santa

Copia Sábana Santa en la Iglesia de San Lorenzo
Tranvía restaurante

















Queríamos ir hasta el Parque Valentino para visitar el Borgo Medieval, tomamos la Via Roma hasta la Plaza de San Carlos y seguimos hasta llegar a la estación Porta Nuova, en el Corso Vittorio Emanuele II, desde allí nos dirigimos hacia el río para entrar el el parque.


Estación  Puerta Nueva en Turín

Nosotros fuimos caminando todo el trayecto hasta el final del parque, para luego volver en un autobus  hasta el Palacio Real. Cuando lo vimos en el plano de la ciudad no valoramos bien las distancias, y nos llevó un buen rato caminando hasta el castillo y burgo medieval, casi tres kilometros y medio. Más cómodo usar el tranvía o bus para esta visita. 

El parque Valentino, a orillas del río Po, es un rincón urbano arbolado que incluye el Castillo del Valentino (XVII) y el Borgo Medieval, recreación de una aldea del siglo XV, construida para la Exposición Universal de 1884.

Paseamos por el parque a lo largo del río, descansando del bullicio de la ciudad, hasta llegar al Castillo del Valetino, construido en cantera roja entre los años 1630 y 1660 como residencia de verano de los Saboya. 
Borgo Medieval

Poco después llegamos a la aldea medieval. Los detalles de la arquitectura del Borgo Medieval recrean fielmente aquellos de los edificios medievales, de hecho es la reproducción de un pueblo medieval con sus tiendas, talleres, casas y una iglesia. Atravesar la aldea es más que suficiente para admirar este lugar. 

Desde el parque volvimos al Palacio Real en autobus, llevábamos horas caminando. Desde allí, fuimos a comer a una pizzería que ya conocíamos por la zona de Piazza del Castello. Necesitábamos un buen descanso.


La Basílica de Superga vista desde la ciudad

Como no queríamos irnos sin ver la Basílica de Superga, nos acercamos hasta la colina situada al este de la ciudad donde se levanta esta bonita iglesia.


Basílica de Superga
La Basílica de Superga se encuentra en una colina en las cercanías de la ciudad. En 1717, el rey Vittorio Amadeo II mandó construir esta iglesia tras la victoria en el asedio franco-español. La iglesia es el panteón de muchos de los reyes y príncipes de la Casa de Saboya.

Desde su terraza se disfruta de una bonita panorámica de Turín y de todo el valle del río Po. Aunque nosotros subimos en nuestro coche para no perder toda la tarde,  se puede subir también en el tren cremallera Sassi.


Turín desde el mirador de la colina de la Basílica de Superga

De vuelta y más descansados, comenzamos a pasear entre Via San Francesco da Paola  y Via S. Massimo, una zona que se encuentra entre Via Roma y el río, íbamos de una plaza a otra, rodeadas de bonitos edificios y estatuas de reyes y generales. Caminando, caminando nos encontramos de nuevo en Piazza San Carlo, y como había comenzado a llover decidimos entrar al Café Torino a tomar una copa.


Piazza Carlo Alberto
El Café Torino es otro de los cafés históricos de Turín. Construido en 1903 en estilo Liberty, su época dorada fue la década de los 50. En la entrada, bajo los soportales, se encuentra el único neón original de la época que queda en la ciudad junto a la figura de un toro que hay que pisar para que nos traiga buena suerte. Nos pedimos unos cócteles y unos vinos de la región que nos sirvieron con unos aperitivos. El interior del café está decorado suntuosamente con lámparas de araña, terciopelos, mármoles  y medallones pintados.

Desde el café nos dirigimos hacia la zona del Museo Egipcio. Queríamos conocer algunas de las bonitas plazas de esa zona y los palacios que en la actualidad albergan interesantes museos como: Piazza Carlo Alberto, Palacio CarignanoMuseo Nacional del Risolgimiento. Entramos de nuevo en la elegante Galeria Subalpina y la cruzamos para volver a la Piazza del Castello y nuestro hotel. 

Café Torino
En esta zona de la ciudad se encuentra Bâlon, lo visitamos la última noche que pasamos en la ciudad, como seguía lloviendo y no queríamos alejarnos demasiado de nuestro hotel para cenar, nos quedamos en una de las trattorias de la zona que hay en la placita del Jardín Bottero

Balon es uno de los sectores con mayor número de restaurantes y locales para la diversión nocturna. Descubrimos un ambiente muy agradable.

Para más información, pincha aquí.




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