Salimos temprano para dirigirnos a Ivrea, en la región del Piamonte.
Aunque la carretera nacional que atraviesa el valle es más bonita, en esta ocasión decidimos ir por autopista para llegar antes y aprovechar bien el día.
Habíamos leído que Ivrea iba a ser nombrada Patrimonio de la Humanidad, y aunque en un principio no estaba en nuestros planes visitarla, quisimos aprovechar que pillaba de camino a Turín para pasar allí unas horas y conocerla.
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Ivrea junto al río Dora Baltea |
Habíamos leído que Ivrea iba a ser nombrada Patrimonio de la Humanidad, y aunque en un principio no estaba en nuestros planes visitarla, quisimos aprovechar que pillaba de camino a Turín para pasar allí unas horas y conocerla.
Ivrea es una bonita ciudad piamontesa a 84 km de Aosta y 54 km de Turín cuyo centro histórico se encuentra en un cerro en la orilla izquierda del río Dora Baltea. Esta población de origen romano y con un papel importante durante la Edad Media, era una bonita visita de la que podíamos disfrutar en esta zona transalpina.
Catedral de Santa María de la Asunción |

Claramente no pudimos ver todo lo que nos hubiese gustado, pero subimos hasta el castillo y la catedral además de pasear por algunas callejuelas de la parte vieja.
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Vista desde lo alto del cerro |
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Entrada a la cripta de la catedral |
Subimos en coche hasta donde fue posible y después de perdernos y dar algunas vueltas llegamos a la Piazza del Duomo. En esta plaza encontramos la iglesia de San Nicolas de Tolentino y por supuesto la catedral.
La catedral de Ivrea corona el cerro de la parte vieja junto al bonito castillo rojo, siendo muy visible desde casi cualquier punto de la ciudad. Sus orígenes datan del siglo X y a mediados del siglo XVIII fue reedificada, por lo que su fachada es de estilo neoclásico. Cuando terminamos de visitarla, bajamos hasta la cripta románica y vimos los restos de pinturas al fresco de los siglos XII y XIII.
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Cripta románica de la catedral |
Muy cerca de allí, detrás de la catedral se halla el Castillo de las Tres Torres, punto de referencia de la ciudad, fue construido en el siglo XIV por Amadeo VI de Saboya. Inicialmente tenia cuatro torres, pero un rayo destruyó una de ellas en la que se almacenaba pólvora. Desde entonces el castillo luce desigual.
Castillo de Ivrea |
Nos encontrábamos en lo más alto del cerrro, en este punto teníamos unas fabulosas vistas de la ciudad.
Sacra de San Michele.
Teníamos muchas ganas de conocer este lugar del Piamonte.
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Sacra de San Michele |
No podíamos irnos de Piamonte sin conocer un lugar emblemático de esa zona: la Abadía benedictina Sacra di San Michele. Situada a unos 38 km de Turín, en la comuna de Sant'Ambrogio, es un complejo religioso que merece la pena conocer.
Para llegar allí tuvimos que coger la autopista A32 Turín-Bardonecchia, dirección Frejus, tomar la salida Avigliana Centro, pasar junto al Lago Avigliana y subir la montaña donde se encuentra la abadía.
La Sacra San Michele, como es llamada la Abadía de San Michele dellla Chiusa, es uno de los símbolos de la región de Piamonte situada en el Valle de Susa, al oeste de Turín.
Este complejo de arquitectura religiosa es uno de los más grandes de la época románica de Europa. Su construcción data entre los años 983 y 987 y se encuentra en la cima del Monte Pirchiriano. Esto le da una perspectiva de fortaleza inexpugnable. Este monte es uno de los lugares donde se celebra el culto al Arcángel San Miguel desde hace siglos.
Las vistas del valle son impresionantes. Por eso y por sus altas torres, la abadía inspiró a Umberto Eco para su novela El nombre de la rosa. Ha sido durante siglos un lugar visitado por los peregrinos que recorren la Via Francigena. En la capilla principal están sepultados algunos miembros de la familia real de los Saboya.
Está localizada en el centro del camino de peregrinación de más de dos mil kilometros que une Mont-Saint-Michel en Normandia con el Monte Sant'Angelo.
Después de subir una carretera empinada y muy estrecha, dejamos el coche en el parking y caminamos hasta la entrada del monasterio por un sendero muy bonito y empinado a través de un bosque durante algo menos de un kilometro.
En la entrada encontramos la Escalera de los Muertos, con 243 escalones empinados, que constituyen la última prueba para llegar a la Puerta del Zodiaco y ya poder entrar en la abadía.
Visitar la abadía nos llevó mucho más tiempo de lo que pensamos, así que bajamos rápidamente para volver a la autopista y seguir nuestro camino.
Para más información, pincha aquí.
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