Lucerna

Nos dirigiríamos a Lucerna en coche, por la carretera A-12 La localización de la ciudad es muy bonita. 


El río Reuss lleva sus aguas glaciares a la medieval Lucerna y desemboca en el mar  de la Suiza central: el lago de los Cuatro Cantones, Lucerna ha sido la ciudad más importante de esta región durante siglos.

Saliendo de Lucerna en el barco
Los Alpes rodean las aguas del lago de los Cuatro Cantones. En este mar interior se asoma Lucerna, corazón del lago y el puerto desde el que zarpan los barcos que lo recorren.

El lago forma un amplio brazo en su extremo sudeste, con pueblos que tienen una fuerte vinculación con la historia suiza.

Vista del Lago de Los Cuatro Cantones 
El barco era el medio más romántico para surcar unas aguas que cambiaban de color según el lugar desde donde las observábamos. Azul marino desde la cubierta del barco, azul plomizo o incluso verde esmeralda cuando las veíamos desde el teleférico del Monte Pilatus a 2.132 m., o navegando las esquinas de los cuatro cantones que dan nombre al lago: Lucerna, Uri, Scwyz y Unterwalden

Nada más llegar dejamos los coches en un aparcamiento y nos dirigimos a los embarcaderos de la ciudad para buscar el barco.


El Lago de Lucerna es uno de los lagos navegables más bellos de Suiza (434 m sobre el nivel del mar), resulta fascinante por la belleza de sus paisajes y poder descubrirlo navegando sus aguas fue ideal, ya que nos permitió captar al máximo la belleza de las poblaciones ribereñas así como las montañas más famosas del mismo.


En la cubierta del barco.
En un día de verano, lo ideal era disfrutar de la brisa al aire libre, tanto en proa como en popa, las vistas de las mansiones y montañas del lago eran preciosas. 

De vuelta a Lucerna, junto al famoso puente de madera y flores icono de la ciudad, comenzamos nuestra visita en el centro.  

La  ciudad  tiene  sus  orígenes  a  finales  del siglo XII,  creció  alrededor de  un  monasterio benedictino fundado por unos monjes alsacianos que llegaron al lugar en el siglo VIII; en la actualidad, sus calles y edificios, muchos de origen medieval, conforman un conjunto de gran belleza.


Vistas del lago desde la cima
Comenzamos la visita pasando por el Kapellbruücke o Puente de la Capilla,  un puente de madera con una torre octogonal de piedra que cruza desde una orilla a otra del río Reuss, conectando la ciudad vieja con la ciudad nueva desde el siglo XIV, es el puente de madera más viejo de Europa y el segundo más largo con 204 metros. En el techo del puente hay 111 espacios que contienen pinturas que muestran parte de la historia de Lucerna.
Puente de la Capilla en Lucerna
Desde el puente veíamos el Ayuntamiento y la Iglesia Jesuita, junto al río y casi enfrentados.

Entramos en la Iglesia Jesuita, primer edificio religioso de estilo barroco que se construyó en el siglo XVII en Suiza. Los jesuitas fueron llamados a Lucerna por el ayuntamiento en 1573 para establecer un colegio. 


Ayuntamiento antiguo en la Plaza del Mercado
Años más tarde de la fundación del colegio en 1577 se comenzó con la construcción de la iglesia. Junto con la catedral, son las dos iglesias más importantes de la ciudad.

El Altstadt o casco viejo de Lucerna se organiza en torno a la Kapellplaz, una plaza cuya fuente de Fritschi representa a uno de los personajes del carnaval de la ciudad. A su alrededor encontramos callejuelas empedradas con frescos en las fachadas y numerosas tiendas, restaurantes y cafés. 

Torre del Ayuntamiento con casas del siglo XVI
La riqueza de la ciudad medieval lo pudimos ver en los palacios gremiales de la antigua plaza del Grano, así como en el Ayuntamiento, un magnífico edificio renacentista italiano. También vimos relojes y plazas con edificios de fachadas pintadas y torres catredalicias.

Cerca del puente de madera se encuentra la Hofkirche, la catedral de Lucerna. Erigida sobre el primer monasterio de la ciudad, la iglesia fue construida en el siglo XII. La magnífica puerta principal tiene tallados en ella los dos santos patronos de la ciudad: San Leodegar y San Mauricio. Del interior nos gustó especialmente el altar mayor de mármol negro, flanqueado por dos estatuas de los patrones y el impresionante órgano


Junto a la Catedral encontramos la Rothenburgerhaus, la casa de madera más antigua de Lucerna. 

En la orilla norte también se levantan las murallas que protegen el casco antiguo. Allí se puede ver el Löwendenkmal, un delicioso jardín donde está la escultura de Lukas Ahorn de un León moribundo esculpido en roca viva que mide 6 m de alto y 10 m de largo, que nos recuerda lejanas batallas, en concreto, la muerte de unos 700 mercenarios de la Guardia Suiza que murieron durante la revolución francesa. 

Buscamos el majestuoso barroco de la iglesia más visitada del país, dentro de la abadía benedictina de Einsiedeln, lugar de peregrinaje. Esta abadía es un referente del arte barroco europeo. Los muros y los techos están decorados con estucos, frescos y recargadas tallas.


Flores en el antiguo puente de madera

Y así terminamos la visita a esta hermosa ciudad. No sabría que ha sido lo más hermoso de la jornada, si la naturaleza del entorno o la belleza de la ciudad. Como no tengo necesidad de elegir, no lo hago. Me quedo con todo.


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