En esta ciudad suiza junto al lago Lemán, es más fácil encontrar un banco que una frutería, se venden relojes como rosquillas, y de sus cerca de 200.000 habitantes, casi el 40% son extranjeros, procedentes de ciento ochenta naciones diferentes.
Podríamos decir que Ginebra es una enorme caja fuerte, y también el bazar mejor surtido de relojes del planeta. Alberga más de doscientos organismos internacionales, que hacen de ella una de las capitales políticas y económicas del mundo. O, sencillamente, un lugar de paso hacia el centro de Europa.
Pero los tópicos pueden no dejar ver su identidad íntima. Ginebra es una ciudad de acogida, su población celebra la conservación de su libertad de creencias, la ciudad tiene un talante abierto y tolerante. Y en eso está la clave.
Sede de Naciones Unidas |
La Convención de Ginebra estableció un código bélico más humano tras la primera guerra mundial. Y cuando se creó el embrión de una primera institución supranacional, la Sociedad de Naciones, Ginebra fue el centro elegido.
Escultura La Silla Rota |
Actualmente estos organismos oficiales están afincados en la orilla derecha del lago, la rive droite.
Cuando llegamos a Ginebra, lo primero que hicimos fue aparcar en un jardín junto al edificio de las Naciones Unidas; y aunque no pudimos visitarlo por dentro, pues son visitas guiadas, sí que estuvimos por los jardines y la plaza donde se encuentra la escultura La Silla Rota.
El Palacio de las Naciones Unidas está ubicado en medio del Ariana Park, a orillas del lago Léman. Fue construido en los años 30 del siglo pasado y hasta 1946 sirvió de sede a la Sociedad de las Naciones.
Reloj de Flores |
Plaza Bourg-de-Four. Casco antiguo de Ginebra |
Frente a la Plaza de las Naciones Unidas encontramos La Silla Rota, una escultura de madera laminada, de 12 m de altura, que exhibe una de sus cuatro patas rota.
Realizada en 1997 por Handicap Internacional, actúa como un recordatorio de la minas terrestres y bombas clústers para los políticos y los visitantes.
Catedral de San Pedro |
En la orilla derecha también se localizan los hoteles y restaurantes de lujo. Ginebra es la única ciudad de Europa con quince hoteles de cinco estrellas. También encontramos en esta parte de la ciudad los puentes, la Isla Rousseau y el Jardín Inglés con el famoso Reloj de Flores.
Molard Torre |
Aunque nosotros no tuvimos tiempo para hacerlo, en Ginebra es casi imprescindible dar una vuelta en barco por el lago Léman. Los barcos zarpan de los embarcaderos del Quai de Mont Blanc.
Interior de la Catedral |
La ciudad está llena de embarcaderos, puentes y barrios monumentales. Conserva la impronta de su pasado en cada rincón, desde la Promenade des Bastions, y su Muro de los Reformadores, al casco antiguo o la Place de Bel-Air; de la iglesia de St. Germain al Hótel de Ville; de la casa Travel a la Place du Perron o la Catedral de Saint Pierre, corazón esta última de los asuntos espirituales de la ciudad, desde la que Calvino dirigió durante 25 años los destinos de sus feligreses con mano de hierro.
En la rive gauche encontramos los negocios y las tiendas, además de levantarse el cerro que dio origen a la ciudad.
En este cerro encontramos la catedral de San Pedro, construida entre los años 1160 y 1232, en estílo románico y gótico, protestante desde la Reforma, con un gran conjunto arqueológico que se conserva en su subsuelo. El foro estaba en la vecina plaza de Bourg-de-Four, corazón de la ciudad.
En esta plaza encontramos numerosas terrazas junto a la delicada presencia de Clementine, una muchacha de bronce muy querida en la ciudad.
Subiendo y bajando de la colina fuimos descubriendo algunos hitos de la biografía ginebrina: la casa Tavel, una mansión del siglo XIV convertida en museo de la ciudad, el Ayuntamiento, el Arsenal, el museo de Arte e Historia...
Subiendo y bajando de la colina fuimos descubriendo algunos hitos de la biografía ginebrina: la casa Tavel, una mansión del siglo XIV convertida en museo de la ciudad, el Ayuntamiento, el Arsenal, el museo de Arte e Historia...
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