Ginebra

En esta ciudad suiza junto al lago Lemán, es más fácil encontrar un banco que una frutería, se venden relojes como rosquillas, y de sus cerca de 200.000 habitantes, casi el 40% son extranjeros, procedentes de ciento ochenta naciones diferentes.

Jet d'Eau en el Lago Lema
Inscripción en Molard Torre
Podríamos decir que Ginebra es una enorme caja fuerte, y también el bazar  mejor surtido de relojes del planeta. Alberga más de doscientos organismos internacionales, que hacen de ella una de las capitales políticas y económicas del mundo. O, sencillamente, un lugar de paso hacia el centro de Europa.

Pero los tópicos pueden no dejar ver su identidad íntima. Ginebra es una ciudad de acogida, su población celebra la conservación de su libertad de creencias, la ciudad tiene un talante abierto y tolerante. Y en eso está la clave.

Sede de Naciones Unidas
Desde mediados del siglo XVI, perseguidos por la Reforma se trasladaron a ella en busca de refugio, en el XVIII, pensadores como Voltaire y Rousseau vivieron allí y en el XX, Lenin y otros exiliados prepararon allí la revolución rusa.

La Convención de Ginebra estableció un código bélico más humano tras la primera guerra mundial. Y cuando se creó el embrión de una primera institución supranacional, la Sociedad de Naciones, Ginebra fue el centro elegido.
Escultura La Silla Rota

Actualmente estos organismos oficiales están afincados en la orilla derecha del lago, la rive droite. 

Cuando llegamos a Ginebra, lo primero que hicimos fue aparcar en un jardín junto al edificio de las Naciones Unidas; y aunque no pudimos visitarlo por dentro, pues son visitas guiadas, sí que estuvimos por los jardines y la plaza donde se encuentra la escultura La Silla Rota.

El Palacio de las Naciones Unidas está ubicado en medio del Ariana Park, a orillas del lago Léman. Fue construido en los años 30 del siglo pasado y hasta 1946 sirvió de sede a la Sociedad de las Naciones

Reloj de Flores
Es la segunda sede más grande después de Nueva York. En el complejo de edificios denominado como Palais des Nations se albergan, entre otros, el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas y la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.
Plaza Bourg-de-Four. Casco antiguo de Ginebra
Desde 1966 alberga la sede europea de la ONU y es por ello un territorio internancional.

Frente a la Plaza de las Naciones Unidas encontramos La Silla Rota, una escultura de madera laminada, de 12 m de altura, que exhibe una de sus cuatro patas rota. 


Realizada en 1997 por Handicap Internacional, actúa como un recordatorio de la minas terrestres y bombas clústers para los políticos y los visitantes.


Catedral de San Pedro
Esta escultura fue construida por Louis Geneve y el artista suizo Daniel Berset. La Silla Rota es un monumento a la paz en el mundo y simboliza la lucha en contra de las minas antipersonas esparcidas en más de 83 países.


En la orilla derecha también se localizan los hoteles y restaurantes de lujo. Ginebra es la única ciudad de Europa con quince hoteles de cinco estrellas. También encontramos en esta parte de la ciudad los puentes, la Isla Rousseau y el Jardín Inglés con el famoso Reloj de Flores.

Molard Torre
Desde allí nos dirigimos a un aparcamiento en el centro para dejar los coches y continuar con la visita de la ciudad.

 Al final del muelle del Mont-Blanc se encuentran los Bains des Pâquis, instalaciones de los años treinta que los ginebrinos consideran su seña de identidad. Y en el centro de la ensenada está el surtidor Jet de'Eau,  una impresionante columna de agua con 140 metros de altura convertido en otro emblema de la ciudad.


Aunque nosotros no tuvimos tiempo para hacerlo, en Ginebra es casi imprescindible dar una vuelta en barco por el lago Léman.  Los barcos zarpan de los embarcaderos del Quai de Mont Blanc.
Interior de la Catedral
















La ciudad está llena de embarcaderos, puentes y barrios monumentales. Conserva la impronta de su pasado en cada rincón, desde la Promenade des Bastions, y su Muro de los Reformadores, al casco antiguo o la Place de Bel-Air; de la iglesia de St. Germain al Hótel de Ville; de la casa Travel a la Place du Perron o la Catedral de Saint Pierre, corazón esta última de los asuntos espirituales de la ciudad, desde la que Calvino dirigió durante 25 años los destinos de sus feligreses con mano de hierro.


En la rive gauche encontramos los negocios y las tiendas, además de levantarse el cerro que dio origen a la ciudad.

En este cerro encontramos la catedral de San Pedro, construida entre los años 1160 y 1232, en estílo románico y gótico, protestante desde la Reforma, con un gran conjunto arqueológico que se conserva en su subsuelo.  El foro estaba en la vecina plaza de Bourg-de-Four, corazón de la ciudad.

En esta plaza encontramos numerosas terrazas junto a la delicada presencia de Clementine, una muchacha de bronce muy querida en la ciudad.

Subiendo y bajando de la colina fuimos descubriendo algunos hitos de la biografía ginebrina: la casa Tavel, una mansión del siglo XIV convertida en museo de la ciudad, el Ayuntamiento, el Arsenalel museo de Arte e Historia...

Muy a nuestro pesar, tuvimos que dejar Ginebra y seguir camino.



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