La distancia entre Friburgo y Basilea es solo de 70 km por autopista, por lo que en menos de una hora llegamos cómodamente a la ciudad. Como en las otras veces que viajamos por Suiza, al llegar a la frontera tuvimos que pagar la tasa de unos 36 euros al cambio, que te permite viajar por todas las autopistas del país durante ese año.
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Panorámica de la ciudad vieja desde la orilla del Rin |
Basilea se encuentra junto a la frontera de Francia y Alemania, tan cerca de Friburgo y Mulhouse que comparten aeropuerto. Es la ciudad universitaria más antigua de Suiza y considerada la capital cultural del país por el elevado número de museos y eventos culturales que se desarrollan en ella.
Basilea, a pesar de ser una ciudad industrial y sede de grandes empresas farmacéuticas, aún mantiene ese encanto de ciudad antigua.
Como nos alojamos en un hotel situado fuera del centro histórico, pudimos acceder al Mobility Ticket sin coste alguno, que es un billete que permite hacer uso del transporte público de forma gratuita durante el periodo que dura la estancia. Nos fue muy útil no solo para ir y volver al hotel sino también para desplazarnos por la ciudad cuando las distancias eran más largas.
Bajamos del tranvía en la Barfüsserplatz y nos dirigimos a la oficina de turismo. Aunque era domingo y los comercios estaban cerrados, la oficina de turismo sí estaba abierta y así pudimos hacernos una buena idea de lo más interesante de la ciudad.
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Casas centenarias |
Como en otras ciudades suizas que ya hemos visitado, casi todo el centro está cerrado al tráfico, solo circulan tranvías y autobuses.
Y es que Basilea no goza de tanto turismo como otras ciudades suizas, y es posible pasear por sus calles estrechas y sus callejones medievales sin las mareas humanas que encontramos en otros lugares.
Poco después y por casualidad, fuimos a dar con el lugar donde se encontraban los vecinos: en las orillas del río.
El centro de Basilea tiene dos zonas, lo que es el casco antiguo propiamente dicho en la orilla izquierda del río y luego otro precioso paseo con terrazas, locales y zonas para tomar el sol en la orilla derecha y frente a la catedral.
Desde este paseo junto al Rin, se puede disfrutar de una preciosa vista de la fachada de la ciudad, con la catedral y los edificios medievales que dan al río.
Nosotros comenzamos nuestra visita desde la Barfüsserplatz, recorriendo la Freie Strasse hasta llegar a la Plaza del Mercado que es donde se encuentra el Ayuntamiento.
El Ayuntamiento es la Sede del Gobierno de Basilea y del Parlamento del Cantón. El edificio es una mezcla de estilo renacentista y gótico. Tiene la fachada de arenisca roja adornada con bonitas pinturas, con los escudos de los cantones suizos en sus almenas y una torre. Vale la pena visitar el bonito patio interior con los arcos, esculturas y pinturas al fresco. Su construcción si inició en el siglo XVI. La entrada es gratuita y tiene visitas guiadas
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Frescos del interior del Ayuntamiento |
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Interior y torre del Ayuntamiento |
Catedral de Basilea |
De la catedral podemos destacar su claustro románico, la cripta, sus dos torres a las que se puede subir, su privilegiado emplazamiento en la parte alta de la ciudad, en la ribera del Rin. y que en ella está enterrado el gran humanista del Renacimiento Erasmo de Rótterdam.
Detrás de la catedral hay un mirador que da al Rin con unas preciosas vistas del río. La orilla derecha de Basilea es la parte nueva de la ciudad.
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Puente Mittele Bruücke |
Paseando por la Plaza de la Catedral, con sus casas burguesas, de antiguos ciudadanos notables de la ciudad y por sus callejuelas, llegamos de nuevo hasta la Plaza del Mercado donde comimos con vistas al ayuntamiento y después, desde allí hasta uno de los iconos de la ciudad: el puente Mittele Brücke.
Este puente, el más antiguo de Basilea, fue construido en 1226 y era de madera. El puente se construyó bajo el mandato del príncipe-obispo Heinrich von Thun, y era de tal importancia ese paso del Rin, que para protegerlo, en la orilla derecha se construyó una ciudad fortificada: Kleinbasel.
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Plaza del Mercado |
A principios del siglo XX, con la introducción del tranvía eléctrico, se construyo un puente más moderno. El nuevo puente conserva una copia de la antigua capilla, la Käppelijoch, en la que, durante la Edad Media, se dictaban sentencias de muerte.
Este puente también nos sirve a los visitantes para disfrutar de las vistas de la catedral, del casco antiguo y de la orilla derecha del río. Se pueden hacer buenas fotos desde él. Nosotros esperamos a que bajase el sol y así obtener mejores fotos.
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Spalentor |
Pues cruzando el puente llegamos a la orilla derecha de la ciudad. Aquí encontramos mucha gente sentada en los restaurantes y bares que hay en esta zona, disfrutando de las bonitas vistas, tomando el sol y haciendo Rheinschwimmen en el río.
¿Qué es el rheinschwimmen? Pues ni más ni menos que dejarse llevar por el río Rin aguas abajo. Aconsejable hacerlo solo en verano y aún así, el agua está bastantes fresca. Se trata de meter la ropa y pertenencias en una mochila impermeable, seguir todas la instrucciones necesarias y vivir la experiencia.
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Albantor |
En tranvía, volvimos a la parte vieja de Basilea y visitamos las tres torres que quedan de la antigua muralla del 1400: Puerta de San Albán (St, Alban Tor), Puerta de Spalen (Spalen Tor) y la Puerta de San Juan que se encuentra junto al rio en la plaza del mismo nombre.
La Puerta de San Albán, marca el acceso al barrio de San Albán, cuyas callejuelas y construcciones históricas nos recuerdan la época medieval.
La Puerta de Spalen, es la más suntuosa e impresionante de las tres, y a la vez, uno de los emblemas de Basilea.
Una vez que visitamos los monumentos más interesantes, paseado por su centro histórico y disfrutado del paseo por la ribera del Rin, nos sentamos a descansar y beber una cerveza en la terraza de un café en la parte antigua de la ciudad, antes de finalizar nuestra jornada en Basilea.
Par ver el viaje entero pinchad aquí.
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