Dublín


Dublín.


Desde el aeropuerto tomamos el autobús especial que hace la línea aeropuerto-ciudad. El Airlink 747 es el servicio al aeropuerto de Dublín de la empresa pública de autobuses de la ciudad,  Dublin Bus. Los autobuses son de dos plantas y con mayor capacidad para los equipajes que los urbanos. El billete se puede comprar al conductor y cuesta 6 euros por trayecto. 

Río Liffey
Habíamos decidido alquilar una pequeña casita en el centro de la ciudad y desde Dublín hacer excursiones por la isla. 

Tiene Dublín una vitalidad casi mediterranea, una intensa actividad callejera. Una ciudad que atrae por su tranquila belleza y el extrovertido caracter de sus gentes.

Todo Dublín es un homenaje a sus escritores, con indiscutibles ecos literarios en sus calles, existe una ruta llamada "El Dublín de Joyce".

No es ésa, sin embargo, la única manera de conocer la capital de Irlanda, magníficamente situada en el estuario del río Liffey.  Cierto que se han de visitar sus edificios señoriales,  y admirar en la ciudad medieval las dos catedrales protestantes, la Christ Church,  y la Catedral de San Patricio. 

Pero sobre todo hay que pasear. Hay que recorrer las dos orillas del Liffey, el río que le da nombre, pues Dublín deriva del gaélico Dubh Linn "charca oscura", a causa del color oscuro de las aguas del río, contaminadas de turba.

Así, paseando, disfrutamos con la gama de grises y verdes que pintan las calles dublinesas. Gris es el color de las aguas del río, gris el cielo la mayoría de los días del año, y grises sus fachadas de piedra. Pero la abundancia de zonas verdes y el rojo de alguna fachada de ladrillo ponen notas de color al talante hospitalario de sus habitantes que se comprueba en lo fácil que resulta entablar conversación en los innumerables pubs de la ciudad.


Paseamos por las calles comerciales del centro, por el patio central del Trinity College, así hasta llegar al río Liffey, que corta Dublín en dos, cruzamos el puente Halfpenny y nos perdemos por Temple Bar. 

La zona estaba muy animada, y no solo de turistas sino de dublineses entrando y saliendo de los numerosos pubs del barrio para cenar y tomar unas cervezas.

En Temple Bar entramos en pubs tradicionales y galerías de arte, y acabamos cenando en un restaurante muy tranquilo del barrio. 

Durante la jornada siguiente nos quedamos en Dublín para conocerla en profundidad. 


Descubrimos que es una ciudad joven y alegre donde se bebe mucho y se habla y canta más.

Catedral Christ Church
Comenzamos nuestro itinerario del día visitando la Catedral Christ Church, también conocida como la Catedral de la Santísima Trinidad.

Es uno de los lugares de obligada visita en Dublín y un monumento milenario, es la más antigua de las dos catedrales protestantes de Dublín (junto con la Catedral de San Patricio).

Su construcción data del año 1028 por orden del rey vikingo Sigtrygg, que fue rey de Dublín durante 46 años. En 1172 comenzó la construcción de la actual iglesia de piedra, que se alargo hasta el siglo XIII.

Durante siglos, la iglesia fue modificada adaptándose a los nuevos estilos arquitectónicos, lo que provocó que se derrumbara en varias ocasiones y tuvo que ser reconstruida en el siglo XIX en estilo neogótico.


Catedral de San Patricio

De su exterior quiero destacar el color gris de la piedra de su fachada y la robusta torre cuadrada.

Bajo la iglesia hay una gran cripta del siglo XII que es la estructura más antigua de la ciudad que se mantiene en pie y la más grande de las Islas Británicas.
Interior de San Patricio

Cuando acabamos la visita, nos dirigimos por la St. Patrick's Close a la Catedral de San Patricio.

La iglesia original de madera fue construida en el siglo V en el lugar donde San Patricio, patrón de Irlanda, bautizaba a los celtas que se convertían al cristianismo. En la primera mitad del siglo XIII se construyó el edificio actual en estilo gótico que se convirtió en la Catedral de Irlanda.


Lo que consideramos más interesante en nuestra visita a la iglesia fue el órgano de la iglesia, uno de los más grandes de Irlanda, la cripta medieval del siglo XII, la pila bautismal, muy bien conservada, la Puerta del Capítulo y el coro, donde ondean los estandartes de los caballeros de la Orden de San Patricio.

También son muy bonitos los jardines que rodean a la iglesia y desde donde se pueden hacer bonitas fotos del exterior.

Desde los jardines y continuando St. Patrick's Close, detrás de la Catedral, llegamos a la Biblioteca Marsh.


Biblioteca Marsh
Esta bonita biblioteca fue la primera biblioteca pública de Irlanda y fue construida en 1701 por el arzobispo Narcisus Marsh. Cuenta con unos 25.000 libros divididos en cuatro colecciones, algunos de ellos son del siglo XVI, XVII y XVIII. El escritor Jonathan Swift fue director de la biblioteca y pudimos ver algunos objetos suyos coleccionados allí.

En el interior, encontramos bonitos estantes de roble oscuro y tiene tres "jaulas" donde antiguamente se encerraban a los lectores que consultaban libros raros o valiosos.

Nos gusto mucho; al no ser tan conocida como la del Trinity College, pudimos disfrutar de nuestra visita tranquilamente y sin prisas.

Caminando desde la biblioteca llegamos hasta el Parque St. Stephen's Green. 

Es uno de los parques más antiguos de Dublín, y el más céntrico. Está situado al sur de la comercial Grafton Street. Antiguamente era un área pantanosa que se cerró al público en el siglo XVII y se construyó a su alrededor casas de estilo georgiano para la gente adinerada.

Actualmente es un parque muy popular para los dublineses. El parque posee un estilo victoriano desde el siglo XVIII y cuenta con numerosas estatuas de personajes célebres de Irlanda.

Después de pasearlo y sentarnos en su rosaleda para descansar nos dirigimos hacia Grafton Street.


Es la calle peatonal con más prestigio de Dublín, tiene una gran cantidad de comercios de todo tipo, pero también es un reclamo el ambiente que se respira con sus artistas callejeros. 

Comimos en uno de los restaurantes de la calle e hicimos un descanso de nuestro tour por la ciudad.

Seguimos paseando por Grafton Street y mirando sus escaparates hasta llegar al Museo Irish Whiskey.

Este museo se encuentra frente a la entrada principal del Trinity College, en el corazón del centro de la ciudad. Durante la visita guiada nos explicaron el origen del whisky irlandés, y su historia hasta nuestros días. 

Al final de la visita nos ofrecieron un trago de whisky en un vasito, y a los menores de 18 años solo se les ofreció el vasito de whisky sin la bebida.


Estatua de Molly Malone
A la salida del museo, y girando a la izquierda, al final de Grafton Street, junto a la iglesia de San Andrés, encontramos la estatua en bronce de Molly Malone.

Molly Malone es la heroína dublinesa por antonomasia, protagonista del himno no oficial de Irlanda y uno de los grandes iconos del país celta. Leyenda o realidad, esta vendedora callejera de marisco se ha convertido en uno de los referentes de la cultura irish que cuenta con su propia estatua en las calles de la ciudad.

Molly es una de las estatuas más retratadas por los turistas y estudiantes que visitan Dublín. En homenaje a ella han compuesto una canción que cuenta la historia de Molly, una joven pescadera que vendía mejillones y berberechos por las calles y que murió de unas fiebres, desde entonces dicen que su fantasma sigue vagando por las calles de Dublín.

Desde aquí, atravesamos Temple Bar, animado a cualquier hora del día, para llegar hasta el río y hacernos unas fotos en el puente más famoso de Irlanda: Ha'penny Brige, El Puente de Medio Penique.

Ha'penny Bridge

El puente peatonal y de hierro forjado Ha'penny Bridge, llamado así por el peaje que se cobraba para pasarlo hace apenas un siglo,  es uno de los símbolos de Dublín. Comunica la zona cultural y artística de Temple Bar con la comercial de Henry Street. 


Antes de su construcción, la gente de Dublín, tenía que cruzar el río en ferry pagando medio penique. 

En su momento se convirtió en una obra arquitectónica de vanguardia tecnológica, y hoy en día, tanto los dublineses como los visitantes le han hecho un hueco en sus corazones.

Pues cruzamos el río y nos dirigimos a la zona comercial situada entre el río y la O'Connell Street.  

O'Connell Street es la principal avenida de la ciudad, con bastantes zonas peatonales, tiendas de recuerdos, restaurantes de comida rápida y grandes almacenes.

La Spire en O'Connell Street
En esta avenida encontramos además las estatuas del nacionalista Daniel O'Connell o el escritor James Joyce

También es interesante visitar y conocer la historia del Edificio de Correos, sede del gobierno provisional irlandés durante la revueltas de 1916, y donde los revolucionarios irlandeses leyeron su proclamación de independencia para el país.

Pero el monumento más conocido es The Spire, oficialmente llamada Monumento de la luz, una gran aguja de acero inoxidable que mide 119 metros de alto y se puede ver desde casi cualquier punto del centro urbano. 

La Aguja se construyó en 2003 en el lugar donde antes se levantaba la Columna de Nelson y que fue destruido en un ataque del grupo terrorista IRA.

Se nos había hecho la hora de la cena, desde el río, nos dirigimos de nuevo a Temple Bar para cenar y disfrutar de música en algún pub de la zona.  

La tercera jornada la dedicamos en buena parte a recorrer el campus del Trinity College, la universidad más antigua y prestigiosa de Irlanda. Queremos visitar los jardines, la biblioteca, el Libro de Kells y el Arpa de Brian Boru.


Campus Trínity College
Esta universidad fue fundada por la reina Isabel II a finales del siglo XVI, situada en el centro de Dublín y con un campus amurallado, es la más antigua de Irlanda y una reconocida institución de fama mundial.

Su libreria es una de las más imponentes que recuerdo haber visto, con el sabor de su madera centenaria y miles de libros encuadernados en cuero alineados en sus estantes. Pienso que Swift y Bram Stoker fueron alumnos de esta universidad, y que quizás fue aquí donde concibieron personajes como Gulliver o Drácula.

Librería Antigua
El edificio de la Antigua Biblioteca fue construido a principios del siglo XVIII y es el más antiguo que se conserva. La sala principal, conocida como Long Room, tiene 65 metros de largo y contiene más de 200.000 volúmenes antiguos.

En una vitrina se expone el arpa más antigua que se conserva de Irlanda, Arpa de Brian Boru, realizada en roble y sauce con cuerdas de bronce. Es el arpa celta que simboliza Irlanda. Su imagen se asocia con este país desde el siglo XIII y por tradición se atribuye al rey Brian Boru, que reinó entre 1002 y 1014, aunque el arpa en realidad data del siglo XIV.

También encontraremos el Libro de Kells, un manuscrito irlandés de gran riqueza, que contiene en latín los cuatro evangelios y fue creado por los monjes de Iona en el siglo IX. 

Al estar dentro de una vitrina y con una iluminación escasa, pasa un tanto desapercibido entre las otras piezas del museo. El Libro de Kells supone el cénit de este tipo de manuscritos cristianos de tipología celta.
Trínity College

Al abandonar el Trinity, caminamos por barrios de estilo georgiano que nos sugieren como vivió la burquesía local del siglo XVIII. 

En Merrion Square encontramos un monumento a Oscar Wilde, antiguo vecino de la plaza, y también la casa donde vivió.

Después de la visita al Trínity y del paseo por la zona nos dirigimos al Museo Nacional de Arqueología.

Casa de Oscar Wilde
Era imperdonable estar en Dublín y no visitarlo. El Museo Arqueológico ofrece exposiciones de la civilización irlandesa desde el Mesolítico hasta la Irlanda medieval.

El museo, abierto en 1890, exhibe objetos que datan desde el año 7000 a.C. a lo largo de siete galerias.

En la sala superior vimos recreaciones que documentan la vida de los vikingos desde su llegada a Irlanda en el año 795 d.C.

Pero lo que nos resultó más interesante  fue la exposición permanente Oro de Irlanda, una de las más extensas de Europa. Expone objetos de oro y orfebrería pertenecientes a la Edad del Bronce y las diferentes técnicas de trabajo que se iban desarrollando entre el 2200 y 500 a.C.

Con estas dos visitas se nos pasó la mañana. Salimos del museo buscando un restaurante, y caminando, caminando, llegamos sin querer hasta el mercado St. George's Arcade Market. Un edificio de estilo victoriano con paredes de ladrillo rojo, que anteriormente fue un auténtico mercado, en una zona bohemia de la ciudad. Una especie de mercado de pulgas. Un lugar encantador donde compramos un recuerdo de Dublín. 
Castillo de Dublín

En los alrededores del mercado hay un sinfín de restaurantes; y en uno de ellos comimos y descansamos antes de continuar la visita.

Muy cerca de Arcade Market, en Dame Street, se encuentra el Castillo de Dublín. Aunque parece más un palacio que un castillo, es otra de las visitas obligadas en la ciudad.

El castillo es casi tan antiguo como la ciudad, probablemente más. En una pequeña colina, posiblemente donde hubo un antiguo fuerte celta, y que los vikingos aprovecharon para construir una fortaleza en su lugar, hasta que en el siglo XIII los ingleses construyeron un castillo del que solo queda en pie una torre de esa época, la Record Tower.


Interior del castillo
El castillo ha sido más un centro administrativo que militar. Consta de varias partes, cada una de ellas de una época, y durante la visita guiada se pueden ver tres de ellas. Los State Apartments, construidos a mediados del siglo XVIII, donde estaban las habitaciones del virrey y sus invitados; la Chapel Royal (Capilla Real) y por último las Undercroft (catacumbas), donde observamos restos vikingos y es el punto donde antiguamente el fuerte se unía a las murallas de la ciudad.

También se pueden visitar los jardines y la Chester Library.

Justo al lado del castillo visitamos el Ayuntamiento de Dublín. Nuestra visita se limitó a la Rotonda del edificio, una sala circular de estilo neoclásico, cubierta con una cúpula y sostenida por doce columnas y decorada con estaturas de personajes célebres.

El Ayuntamiento es un buen exponente de la arquitectura georgiana de la ciudad. Fue construido a finales del siglo XVIII por el gremio de mercaderes como sede de la Cámara de Comercio.
De esta visita destacaría solo la fachada y la sala circular o Rotonda.

A continuación nos sentamos en el pub Temple Bar a tomar una guinness y después caminamos hasta encontrar un restaurante para cenar.


Teníamos toda la mañana y parte de la tarde para disfrutar de la ciudad antes de tener que dirigirnos al aeropuerto de vuelta a casa. Nuestro viaje estaba acabando.

Queríamos pasar la mañana visitando el Parque Fénix, comer tranquilamente en el centro y pasear por la ciudad antes de despedirnos de Dublín.

Manada de gamos
El Parque Fénix es un parque amurallado a solo tres kilómetros del centro de la ciudad. Tiene grandes extensiones de cesped, una manada de gamos que nos resultó muy fácil de ver, campos para jugar al cricket, al polo, al futbol, jardines, monumentos y el Zoo de Dublín.

Obelisco Duque Wellington
Durante siglos el parque fue propiedad de los representantes de los reyes, hasta que en 1747 se abrió al público.Su nombre proviene de una mala pronunciación del nombre gaélico Fionn Uisce, que significa Agua Clara.

Dentro del parque se encuentra la residencia del presidente de Irlanda, un monumento que representa al Ave Fénix, un obelisco de 65 m de altura en honor al Duque de Wellington, y la gran Cruz del Papa.

Después de comer y dar un último paseo por el centro, nos dirigimos al aeropuerto para volver a casa.

Nos quedaban muchas cosas por conocer, pero habíamos aprovechado nuestra estancia allí al máximo. 

La conclusión que sacamos a la vuelta fue que ciertamente Dublín no era la ciudad más bonita de Europa, ni tenía tanto patrimonio como otras. No hay que dedicar mucho tiempo a visitar grandes monumentos. Lo mejor que puedes hacer en la ciudad es disfrutar de su ambiente.

Para más información pincha aquí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario