Como se encuentra a unos 55 km de Milán, el tren tarda aproximadamente una hora en llegar y parte de Milán cada hora.
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A lo lejos Como |
Nos dirigíamos al pie de los Alpes centrales, formando un solo territorio con el Tesino suizo hallamos las mayores extensiones de agua dulce de Italia y algunas de sus montañas más altas.
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Puerto de Como |
Una combinación que ha atraído de siempre a nobleza y a artistas: Plinio el Viejo, Dante, Goethe, Wagner, Listz, Stendhal, Hesse, Byron, Hemingway... Todos ellos pasearon por sus tranquilas riberas o residieron en villas y palacios.
Y es que hay pocos lugares en el mundo donde la combinación de grandes escenarios naturales, riqueza artística e historia sea tan extraordinaria como en la región de los lagos lombardos.
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Plaza del Duomo. Como |
Para los románticos, el Lago de Como era el lugar más hermoso del mundo, con paisajes donde las montañas se funden con el agua, un escenario ideal para dejar volar la imaginación.
Hoy, éste sigue siendo un lugar idílico, con decenas de quintas lujosas en sus orillas y la facilidad para la práctica de deportes acuáticos y de montaña.
El Lago de Como se divide en los ramales de Como y Lecco, que se unen en el promontorio de Bellagio.
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Duomo |
En forma de "Y" invertida, los pueblos más interesantes de sus orillas son: Como, centro de la zona más urbanizada; Lecco, de paisaje más agreste, y Bellagio, en el centro del lago y con unas vistas impresionantes.
Aprovechamos el viaje en tren para informarnos un poco de los horarios de los barcos, así como de los lugares que estábamos a punto de conocer.
Pues una hora después nos encontrabamos ya en la estación de Como. La estación está situada en el centro de la ciudad por lo que es muy sencillo llegar hasta el puerto y a la parte antigua.
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Templo Voltiano |
La primera impresión fue de sorpresa, no imaginaba que sería tan grande la ciudad. Pero ojo, que me sorprendiese no quiere decir que me disgustase.
La ciudad de Como distribuye su centro antiguo en torno a la Plaza de la Catedral.
Junto a la Plaza Cavour, un funicular sube al Monte Brunate, con un mirador con vistas al lago, cada 30 minutos, y desde las 6 de la mañana hasta las 10 de la noche.
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Palacio del Broletto |
Nosotros pensábamos subir con el funicular al monte, pero al llegar y ver que estaba todo cubierto con una espesa niebla, decidimos dejarlo para otra ocasión.
Como es una ciudad con numerosos monumentos medievales; entre ellos, el Duomo, obra maestra del arte lombardo, y el Broletto, un elegante edificio del siglo XIII que fue sede del Ayuntamiento medieval y que en la actualidad es la sede del Archivo de la ciudad y es utilizado también para exposiciones de arte.
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Fachada del Duomo |
Estos dos edificios se encuentran en la Piazza del Duomo, centro de la ciudad y desde donde se fue desarrollando a lo largo de los siglos a pocos metros del lago.
Otro edificio a destacar es el Templo Voltiano, construido en 1927 para la conmemoración del centenario de la muerte de Alejandro Volta, que nació y vivió en Como.
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Embarcando en el Lago de Como |
La aristocracia también construyó aquí sus grandes mansiones; entre ellas conviene visitar Villa Olmo, construida en 1782 en estilo neoclásico, así como sus bonitos jardines. Es una de las mansiones más bellas del lago.
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Argegno |
Acabada la visita a la ciudad, y con los billetes en mano, nos dirigimos al embarcadero para comenzar nuestro paseo en barco por el Lago de Como y visitar Bellagio.
Nos habían dicho que sería una bonita experiencia y así fue.
Nosotros usamos el barco del servicio público de transportes que comunica Como con los otros pueblos alrededor del lago. También existe la opción de un crucero turístico.
Alrededor del lago se pueden visitar los pueblos pescadores de Torno y Argegno, la romántica Bellagio y la colorida Varenna.
En Lenno empieza la Tremezzina, un pedazo de costa donde los parques son tan numerosos que convierten el paisaje en un vergel continuo.
Los jardines de Villa Balbinello, a la que se accede en barco son muy conocidos. Pero, los de Villa Carlotta, una imponente mansión neoclásica convertida en museo, no tienen nada que envidiarle.
Un poco más allá se encuentra Menaggio, uno de los balnearios más atractivos de Lombardía.
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Villa del Balbianello |
La carretera que bordea la costa este, en especial los treinta kilómetros desde Como hasta Bellagio, es mucho más agreste y ofrece las mejores vistas, porque se eleva unos cincuenta metros por encima del agua.
El paseo en barco fue una delicia, aunque al hacer tanto frío tuvimos que permanecer en el interior, las vistas eran maravillosas. Viajábamos por el centro del lago disfrutando de las hermosas vistas con algunos picos de los Alpes nevados, y nos acercábamos a los encantadores pueblos de la orilla del lago para que bajasen o subiesen pasajeros.
Así llegamos a Bellagio. La fachada del pueblo que da al lago es muy bonita. Las casas de colores, el puerto... Me recordaba escenas de una película de los primeros años del siglo XX.
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Navegando por el lago |
Una vez bajamos del barco fuimos a comprar el billete de vuelta para no quedarnos en tierra. Los pasajeros que venían con nosotros, nada más llegar al embarcadero se perdieron por el pueblo rápidamente y cuando nos fuimos a dar cuenta estábamos casi solos.
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Llegando a Bellagio |
Primero paseamos por Via Roma, junto al embarcadero y el puerto, con sus pequeños hoteles, sus joyerias, algún café y restaurantes. Desde aquí, por una de sus estrechas calles subimos hasta la Via Giuseppe Garibaldi.
Era increíble los poquísimos turistas que encontramos. Se vivía una tranquilidad total. No nos encontramos apenas con nadie. Paseábamos por las callejuelas fijándonos en las casas de colores y sus bonitos balcones, los pequeños comercios, y siempre al fondo el lago.
Paseando sin rumbo y sin plano, llegamos a una plaza y entramos en la Basílica de San Giacomo. Construida entre el siglo XI y XII, con una planta a tres naves y una fachada sobria, desde luego no era la iglesia más bonita del mundo; pero tampoco nos importaba nada. No habíamos llegado hasta este rincón de Italia para visitar su pequeña iglesia.
Desde la iglesia continuamos paseando por la Via Eugenio Vitali hacia el norte, en un punto se junta con Via Roma que sube desde el lago, y caminando durante unos minutos llegamos al extremo norte del pueblo.
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Bellagio |
¡Que sorpresa! Sin saberlo habíamos llegados al mejor mirador de Bellagio. Estábamos solos. Se respiraba una tranquilidad... Pero ¿donde estaba toda la gente? Sí, había un restaurante, La Punta, pero estaba cerrado, claro en diciembre... Mucho mejor así. Todo era nuestro, el pueblo, las vistas, el lago, los Alpes... ¡Que maravilla!

No recuerdo cuanto tiempo estuvimos allí. Paseamos, hicimos fotos y nos extasiamos con los paisajes. Todo era tan hermoso... Desde luego un lugar para quedarse.
Disfrutamos de la vista de Varenna, de una bonita villa junto al mirador; y entonces salió el sol. Si antes el paisaje era hermoso, ahora con esa luz, cuando en el cielo hay nubes pero dejan pasar algunos rayos de sol.
Todo parecía preparado para nosotros, solo para nosotros, para nuestro disfrute. La tranquilidad, diría casi soledad, la luz, las nubes, el frío y los paisajes que nos rodeaban. Inolvidable.
Volvimos al puerto y nos compramos un pequeño recuerdo de ese lugar. Mientras esperábamos al barco para volver a Como nos sentamos en el Café Rossi para tomar algo caliente y resguardarnos del intenso frio.

Aproximadamente una hora después estábamos de vuelta en Como. Ya había oscurecido y el mercadillo navideño estaba muy animado. La gente paseaba entre los puestos, compraban adornos, bebían vino caliente y comían.
¡Comer! ¿Cuando habíamos comido nosotros? Recordábamos no haber desayunado. Antes de subir al barco, a primera hora de la mañana, habíamos comprado algo que comer en la Piazza del Duomo; ya era media tarde, y cuando vimos los puestos del mercadillo con los dulces, pizzas, etc., entonces nos dimos cuenta que desde la cena no habíamos comido prácticamente nada. ¡Que hambre!. Sabíamos donde queríamos cenar en Milán, pero para eso quedaba mucho...
No nos resistimos, nos compramos un trozo de pizza y mientras recorríamos el mercadillo hasta la Piazza del Duomo, ibamos comiendo la pizza. No era nada del otro mundo, pero nos sabía a gloria.
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Varenna |
Menuda sorpresa al llegar a la Piazza del Duomo. Toda la ciudad estaba allí. Como puede ser que no llegue a explicarlo bien, he puesto este vídeo.
Todos los edificios de la plaza estaban iluminados con proyectores de luces láser. Era como en un sueño. Parecía que nevaba. Las personas no sabían donde mirar. Nunca habíamos visto nada igual. Luces láser, sí, pero esto era una pura fantasía.
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Dejando Bellagio |
Si a esto le añadimos un pequeño coro cantando canciones navideñas... Fue perfecto. ¿Que mejor manera de despedirnos de Como?
El tren a Milán iba completo. Durante el trayecto aprovechamos para descansar. Aún quedaba toda la noche para disfrutar y no teníamos tiempo de pasar por el hotel. Directamente a cenar.
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Plaza Duomo de Como |
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